La actual sucesión presidencial es y será de las más complejas en la historia reciente. Los partidos navegan en el descredito y falta de confiabilidad, los altos mandos del ejército se comportan como políticos, el gran capital se ve medio desorientado y la sociedad apartidista, el gran elector, luce sin ser consultada y lo que es más grave: Desmotivada, sin brújula, casi a la deriva.
Las candidatas presidenciales favoritas son polos opuestos: Claudia Sheinbaum, sin carisma pero con el total apoyo presidencial y mimetizada con AMLO, mientras, Xóchitl Gálvez urge de ser arropada por la llamada sociedad civil y dejar en un plan secundario a los partidos políticos, al menos en apariencia. La opositora perdió fuerza al quedar en medio del jaloneo de las ambiciones de las fuerzas partidistas, su gran lastre. Así nunca volará alto. Pero en breve se espera el arribo del tercero en discordia, Marcelo Ebrard, la apuesta de Movimiento Ciudadano.
Y el otro gran factor de la sucesión, el narco, sigue acumulando fuerza, poder de guerra y reclutando a jovencitos y jovencitas para su ejército, incluso reclutándolos en redes sociales. Un buen chiste es la propaganda abierta de operadores del narco en Facebook, mientras esa plataforma se la lleva bloqueando por confusiones relacionadas con el narcotráfico o por escribir palabras o conceptos que no gustan a los robots de la empresa tecnológica.
Así, abiertamente, los reclutadores del narco captan la atención de una juventud deseosa de probar la adrenalina de la violencia. Aparte, muestran la aventura como una excelente oportunidad laboral.
Y, por su parte, el gobierno tirando dinero a la basura con sus programas de apoyo a la juventud.
Se estima que cada semana unas 350 personas jóvenes son reclutadas por el narco.
Recientemente el matemático mexicano Rafael Prieto Curiel, con un doctorado en Londres y un posdoctorado en Oxford, puso el dedo en la llaga con su tesis, publicada en la revista científica Science, que la narco violencia ha seguido en aumento desde que dejó el país en 2013 y que el crimen organizado es el quinto empleador en México, con 175 mil “empleados
En una de sus mañaneras el presidente Andrés Manuel López Obrador dijo que este dato “es falso”. Al respecto, Prieto Curiel reviró: Me encantaría que hubiera otros datos. Soy mexicano y me encantaría ver a mi país como un lugar próspero y pacífico. Me encantaría que el presidente tuviera razón, el problema es que aquí lidiamos con datos muy duros, con ciencia, con evidencias de modelos matemáticos complejos que nos dan esta certeza. Sería el más feliz si el presidente tuviera otros datos sobre los cárteles. Esta investigación da realidades técnicas que, desafortunadamente, no empatan con la narrativa del presidente. Tampoco empatan con una reducción en la violencia y, más bien, empatan con lo que vimos en Chiapas.
A continuación reproducimos parte de una amplia entrevista a Prieto Curiel publicada en el periódico español El País:
En el estudio hay muchas fórmulas matemáticas, ¿cómo se puede explicar de forma sencilla la metodología con que se obtiene la cifra de personas vinculadas al narco?
Pues diríamos que los carteles son como canicas en una bolsa. Muchas canicas, muchas personas que son asesinadas, muchas personas que son fragmentadas, muchas personas que son arrestadas. Tenemos muchísimos datos de lo que sale de esa bolsa, pero no tenemos información de qué tan grande es esa bolsa. Con un modelo matemático conseguimos saber su tamaño.
De esa bolsa de canicas salió la conclusión de que la única forma de reducir la violencia es disminuir las detenciones. ¿Cómo se obtiene esta afirmación?
La pregunta que le hicimos al modelo es: “¿Qué pasa si arrestamos a más personas?”. Las matemáticas nos dicen que incluso si arrestamos al doble de criminales de los que apresamos hoy, vamos a tener más violencia en el futuro. No podemos seguir en este nivel de detenciones. Arrestar tiene un impacto muy serio, porque pierdes a la población joven que es económicamente activa, pagas el costo de ese sistema y las familias pierden a sus miembros productivos.
La solución que propone es evitar el reclutamiento. Sin embargo, muchas veces este reclutamiento es forzado, ¿intentar evitarlo no puede desembocar en más detenciones y más violencia?
Efectivamente. Pero hay dos tipos de reclutamiento: el forzado y el que es voluntario, deseable y opcional. Contra el reclutamiento forzoso hablamos de un tema distinto. Si hablamos del reclutamiento opcional, basta con ver lo que sucede en Chiapas. Reciben al Cartel de Sinaloa con aplausos porque “qué padre” que ya llegó un grupo criminal que es menos violento que el Cartel Jalisco Nueva Generación. Ese chico que hoy acoge al Cartel de Sinaloa con aplausos y con fanfarrias, seguramente tiene motivaciones para unirse al crimen organizado.
Hay informes que advierten de que en los carteles puede haber hasta 45.000 menores, lo que sería aproximadamente un 30% de su estimación de personas que trabajan para el narco. ¿Cómo se combate esto?
Es uno de los retos de evitar el reclutamiento. Hoy no reclutan a adultos, sino que el cartel va a por jóvenes. A chicos de 14 años que se les ofrecen más recursos, ser alguien muy exitoso como el líder del cartel al que hoy le aplaudían en Chiapas. Tal vez primero se convierte en un repartidor, luego en un vigilante o vendedor de drogas y, luego, en sicario. Nuestro modelo dice que más o menos en 10 años una persona que se une al crimen va a terminar en la cárcel, con una probabilidad de 20%, o muerto, con una probabilidad de 17%.
¿Qué tipo de cargos dentro de las mafias se tienen en cuenta dentro del estudio?
Nosotros solo tomamos los datos de homicidios, personas desaparecidas e ingresos al sistema penitenciario. Al partir de estos datos generales es muy difícil distinguir el desempeño dentro de las organizaciones delictivas.
¿La policía está superada ahora mismo por los criminales?
La policía está superada, pero no solo es que esté superada, sino que aumentar los recursos policíacos no necesariamente va a tener buenos resultados. Y no es que yo esté a favor de permitir la impunidad de los criminales. El punto es que reaccionamos una vez que la persona es miembro del cartel y el delito ya se cometió. Y de un grupo criminal solo se sale encarcelado o muerto.
¿Y cuál es la opción para que la gente no ingrese en estas organizaciones?
Enfocar los esfuerzos en prevenir el reclutamiento, quitarle la deseabilidad a estas organizaciones. Lograr que en vez de que hoy se le aplauda la entrada del Cartel de Sinaloa en Chiapas, se aplauda su salida.