El sistema de salud está roto.
El sistema educativo está roto.
El sistema de partidos desde hace rato está roto.
Y hay muchas más roturas. Demasiadas.
Pero lo más peligroso es que tenemos una sociedad rota. Dividida y con nombres que marcan linderos que supuestamente no deben cruzarse.
En suma tenemos un México roto.
Es la enseñanza del nuevo orden.
No, no. no.
No somos liliputienses mentales.
La sociedad debe marcar el rumbo del país.
Y si seguimos como hasta ahora vamos al despeñadero.
Todo se romperá.
Eso no se debe permitir.
Acabar todos rotos sería la perdición.
Si un solo hombre, como Lech Walesa, el sindicalista y activista polaco que unificó bajo el nombre de Solidaridad lo pudo hacer, ¿por qué nosotros no?
Eso es precisamente lo que nos falta como sociedad: Solidaridad.
Pero vamos en sentido contrario. Dividir es la estrategia del nuevo orden.
Y ahí vamos, como mansos corderitos, asimilando las nuevas enseñanzas.
Si queremos seguir rotos, y agravar más la situación, sigamos así.
Si queremos cambiar, como sociedad debemos dar un golpe de timón.
Ya basta de la política tradicional.
De los mismos políticos.
Del mismo sistema partidista.
Hay que ciudadanizar el sistema.
Pero para lograrlo se requieren líderes.
Lo malo es que esos líderes no están en el actual escenario.
Entonces hay que construirlos.
Se buscan líderes.
¿Alguien se apunta?