Los funcionarios que acompañan al gobernador Alfonso Durazo cada vez más se parecen a los niños Montessori que se quedaron en su etapa de jugar con sus cubos para desarrollar habilidades y coordinación motriz. Pero da la casualidad que no son niñas o niños que buscan el aprendizaje a través de un método. Para nada. Son adultos contratados para desempeñar un trabajo profesional, pero hasta ahora nada le funciona al mandatario y sus niños Montessori.
¿Un ejemplo?
Son muchos, pero va el más reciente, registrado en Ciudad Obregón donde en un acto de entrega de becas a universitarios a los organizadores se les ocurrió (o los sorprendieron, para el caso es lo mismo) entretener a los asistentes con un narco corrido que enaltece la capacidad de enseñanza para la educación superior del reconocido maestro Joaquín “El Chapo” Guzmán.
Vaya que esto sí es un mérito educativo de los responsables de organizar un acto sobrio de gobierno al que buscaban quitarle lo aburrido. Y como para calentar el ambiente al gobernador, que estaba por llegar, pusieron a todo volumen el narco corrido cantado por un artista originario de la violenta Caborca.
Quién sabe si los funcionarios del desaguisado aún están en sus puestos.
Pero si no los despiden nada pasa. La rueda del gobierno sigue girando y avanzando por la inercia del vuelo.
En Sonora se vive un sexenio sin obras. Como decía un finado amigo: Ya llené tres tambos de 200 litros con saliva. Así pasa con las obras prometidas: Pura saliva.
El ex modelo hospitalario, el ISSSTESON, va en picada y si no se ponen las pilas van a desaparecerlo. Desde hace rato en las clínicas del Instituto se surten las recetas en un 50 por ciento en promedio. Y hasta eso, las medicinas hay que buscarlas hasta en oficinas del sindicato de maestros de la Sección 54, bastante alejadas del lugar de atención médica. ¿Por qué? Quién sabe.
La seguridad está para llorar. Lo malo es que nos estamos acostumbrando a la violencia.
Y así está en todos los rubros. Para donde volteé habrá carencias.
Con decirle que hasta en materia de propaganda hay carencias.
A Durazo le hace falta un Epigmenio que escriba la línea y un Cuevas que venga a remarcar.
Así de fácil.
Así de sencillo.
Pero se requiere de un poquito de talento para desarrollar actividades de propaganda.
Lo malo para Durazo es que cuenta con niñas y niños Montessori.
Bueno, algún día crecerán.
Ojalá sea antes de terminar el sexenio.
Por lo pronto, a jugar con cubos.