Otra víctima de la IA: un actor pierde su trabajo por una voz generada por computadora
El actor de doblaje argentino Alejandro Graue perdió un trabajo después de que una voz generada por inteligencia artificial lo reemplazara en un famoso canal de YouTube.
Alejandro Graue, un locutor y actor de doblaje argentino, tuiteó recientemente que lo reemplazaron en un trabajo con una voz generada por inteligencia artificial (IA). Graue, quien había estado doblando al español un famoso canal de YouTube con millones de suscriptores, explicó que el canal era de un autor "histriónico, con algunos modismos muy instalados, a veces tartamudeos, que se frena en mitad de una frase y comienza otra". El actor de doblaje señala que el trabajo de doblaje requiere de una técnica de actuación para poder representar lo mejor posible la forma particular de hablar del youtuber.
El problema para Graue no es el trabajo que perdió, sino la tendencia preocupante que lleva a la desaparición del factor humano en la industria creativa. En solo unos meses, la inteligencia artificial ha trastocado el sector de la locución. Las aplicaciones para crear fotos o ilustraciones desde el pasado verano también han llegado a la voz, lo que amenaza a los profesionales independientes.
Noemí Gutiérrez, directora de la empresa de doblajes Voces en la Red, señala que desde hace dos o tres meses la facturación ha disminuido en el sector. Los locutores llaman y escriben porque han notado la bajada. La amenaza de las voces sintéticas gratuitas que ofrecen algunas plataformas también ha aumentado, y hay gente a quien le vale una voz cutre y tiran con eso.
Aunque aún queda margen para llegar al momento en que las máquinas puedan hacer todo, muchos en el sector advierten de que las máquinas seguirán perfeccionando su capacidad. "Entiendo que es parte de la evolución tecnológica y que hay un montón de cosas que se pueden resolver con inteligencia artificial, desde contestadores automáticos a mensajes que uno escucha en el metro, en los que no hace falta el sentimiento. Pero todo lo que es actoral, me parece que no debería hacerse; por una cuestión, incluso, de preservación del oficio", dice Graue.